En el año 2050 deberemos alcanzar la neutralidad climática en Europa, concepto por el que se establece que las emisiones de gases de efecto invernadero o GEI (no solo de CO2) han de equilibrarse y ser iguales o menores a las que se eliminan a través de la absorción natural del planeta. En el primer artículo de la serie [1] introdujimos ya una serie de conceptos. Hoy nos vamos a centrar en el potencial de calentamiento global (GWP), uno de los parámetros ambientales que se obtienen en las declaraciones ambientales de producto y que también se conoce como huella de CO2 o carbono del producto (aunque no sea del todo correcto).

La magnitud de esta huella de carbono ligada al producto (o al edificio, la obra, el sistema constructivo, etc.) se debe analizar a lo largo del ciclo de vida, pudiendo distinguir el carbono embebido del carbono operativo, según la fase en la que estemos:

  • Carbono embebido: emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas a la energía consumida durante las fases de producción, construcción o rehabilitación, uso y fin de vida del edificio, producto, etc. A su vez, se puede dividir en:
    • Carbono embebido inicial, siendo las emisiones GEI asociadas a las fases de producción (módulos A1-A3, según la norma de referencia UNE-EN 15978) y construcción del edificio de obra nueva (A4-A5), es decir, las emisiones GEI antes de que el edificio comience a usarse y se refiere tanto a los materiales empleados como a los procesos de construcción.
    • Y el carbono embebido incorporado, como las emisiones GEI asociadas a las fases de rehabilitación, uso y fin de vida del edificio. El carbono embebido incorporado se genera, por lo tanto, después de que el edificio comience a usarse y se refiere tanto a los materiales empleados como a los procesos de construcción. En relación a la norma de referencia UNE-EN 15978, el carbono embebido incorporado se corresponde con los módulos, B1-B4 de la fase de uso y B5 de rehabilitación, así como C1-C4 de la fase de fin de vida, aunque también podría restarse el valor de compensación de carbono en el módulo D (beneficios y cargas más allá del límite del sistema).
  • Carbono operativo: emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la energía consumida durante la fase de uso del edificio para mantener las condiciones de habitabilidad en su interior, referidas tanto al uso de climatización (calefacción y refrigeración) como al resto de usos no climáticos (agua caliente sanitaria, electrodomésticos, cocina, iluminación, etc.) (módulo B6 de la norma UNE-EN 15978).

El Análisis de Ciclo de Vida (ACV), soporte de las declaraciones ambientales de producto (DAP), puede ser una buena base para cuantificar la importancia relativa de ambos “carbonos”, como fuente de información necesaria para tratar de minimizarlos. Los objetivos de descarbonización en la construcción deben estar basados, por tanto, en la suma del carbono operativo más el carbono embebido, es decir, el carbono de ciclo de vida.

En el ACV, el carbono operativo depende estrechamente de los consumos de energía necesarios para cubrir la demanda del edificio. Normalmente se estima un valor nulo en esta fase en las DAP de los productos de construcción, salvo que los sistemas para cubrir la demanda de energía estuvieran integrados en los mismos. No obstante, aún que no quede determinado de forma directa en las DAP, productos como los elementos prefabricados de hormigón pueden contribuir de forma significativa a reducir la demanda de energía, si se saca el máximo potencial posible a su inercia térmica [2] o a la posibilidad de integrar el aislamiento térmico [3] en el caso de los paneles sándwich, temas que ya hemos tratado en artículos recientes del blog.

Teniendo en cuenta que la eficiencia energética de los edificios continuará mejorando en los próximos años (actualmente con la aplicación de la última versión del DB-HE Ahorro de energía del Código Técnico de la Edificación, todos los edificios nuevos tienen que ser de consumo de energía casi nulo – calificación energética A en la mayoría de los casos) y habiendo sido responsable hasta ahora de la parte más importante de las emisiones vinculadas (carbono operativo), cabe actuar fundamentalmente sobre el resto de fases (carbono embebido), entre los que los materiales de construcción y los sistemas constructivos que con ellos se conforman, adquirirán cada vez más importancia a fin de reducir también sus emisiones sin menoscabo de las prestaciones que deben garantizar antes (fabricación), durante (etapa de servicio del activo construido) y posteriormente (al final de su vida útil).

Figura.- Importancia relativa del carbono embebido y del carbono operativo según la calificación energética de los edificios. Fuente: GBCe

De esta forma, los materiales de construcción irán agregando a lo largo de todo su ciclo de vida un determinado valor al carbono total. Esto debe requerir de análisis lo más precisos y completos posibles, que no se queden en juicios incompletos, como pusimos de manifiesto en el primer artículo de esta entrega [1]. En este sentido, el artículo 8.2 de la Ley por el Cambio Climático y Transición Energética, aprobada en 2021, indica que los materiales utilizados tanto en la construcción como en la rehabilitación de edificios deberán tener la menor huella de carbono posible a fin de disminuir las emisiones totales en el conjunto de la actuación o del edificio. Sin embargo, esta orientación tiene que contextualizarse. De forma general y como regla orientativa, no siempre el empleo de materiales o productos con menor impacto ambiental (concentrado en la fase de producción) conllevará necesariamente el menor impacto ambiental del edificio o infraestructura en que se inserten, más aún si se analiza todo el ciclo de vida y todas las posibles consecuencias del empleo de unos u otros materiales y sistemas.

En las siguientes entregas de esta serie de artículos iremos analizando fase a fase la importancia relativa de cada parámetro en la determinación del carbono embebido de los materiales de construcción, en base al conocimiento que hemos adquirido en ANDECE con el desarrollo de las declaraciones ambientales de los productos prefabricados de hormigón [4].

Referencias

[1] Hacia la neutralidad climática en Europa en 2050. Parte 1: La certificación de las absorciones de carbono https://www.andece.org/hacia-la-neutralidad-climatica-en-europa-en-2050-parte-1-la-certificacion-de-las-absorciones-de-carbono/

[2] Los prefabricados de hormigón ante el problema energético. Parte 3: La inercia térmica https://www.andece.org/los-prefabricados-de-hormigon-ante-el-problema-energetico-parte-3-la-inercia-termica/

[3] Los prefabricados de hormigón ante el problema energético. Parte 2: El aislamiento térmico https://www.andece.org/los-prefabricados-de-hormigon-ante-el-problema-energetico-parte-2-el-aislamiento-termico/

[4] Declaraciones ambientales de productos prefabricados de hormigón https://www.andece.org/declaraciones-ambientales-andece/