Una de las características diferenciadoras entre construir mediante elementos prefabricados a que estos se elaboren en la propia obra, es la precisión requerida, tanto en la geometría de los propios elementos como en su posición espacial.

Elementos prefabricados Elementos manufacturados in situ
Se exige precisión dimensional: hablamos de órdenes de mm Acepta la indeterminación: pasamos a referirnos a cm
El fabricar «en el suelo» mediante procedimientos industriales, más automatizados, permite precisar de una forma más sencilla la geometría de los elementos La mayoría de elementos se fabrican en altura, con la complejidad añadida que ello supone, con una dependencia casi total de los recursos humanos en obra
Fácil accesibilidad para poder controlar los parámetros: tolerancias dimensionales, acabados, etc. Dificultad mucho mayor para controlar los elementos terminados (p.ej. no se realiza igual el control dimensional de una viga de un puente a 100 metros de altura, que la misma pieza realizada en una planta de prefabricados donde está apoyada sobre el terreno)

 

Tabla 1.- Diferencias en cuanto a precisión dimensional entre la construcción con elementos prefabricados y la construcción tradicional [1]

 

 

Figura 1.- Construcción de estructura de hormigón in situ, donde se aprecia un error en el desvío de la verticalidad de dos tramos del pilar, requiriendo muy probablemente de una reparación importante para que haya continuidad y se trasmitan adecuadamente los esfuerzos de la estructura a la cimentación

 

 

Figura 2.- Colocación de viga de gran tonelaje que apoyará en ambos extremos sobre dos pilares, todos elementos prefabricados de hormigón, de los cuales sobresalen unas armaduras o esperas que deberán encajar perfectamente en los orificios dispuestos de fábrica en la cara inferior de las vigas. En este caso se presupone que todos los elementos ensamblarán perfectamente al cumplir con las tolerancias definidas durante la fase de diseño

 

En el caso de los elementos prefabricados de hormigón, la mayoría están sujetos a marcado CE obligatorio, lo que implica entre otros, que se deban cumplir con una serie de tolerancias geométricas en la fabricación de acuerdo con los requisitos definidos en las normas armonizadas correspondientes [2]. Sin embargo, a estas tolerancias de fabricación habría que añadir (o restar según suceda) las posibles tolerancias de ejecución, teniendo que estar la resultante dentro de un orden para que los elementos puedan ensamblarse correctamente. Aquí también habría que diferenciar entre los elementos no estructurales (por ejemplo, los pavimentos resueltos con adoquines o baldosas) donde la precisión no es tan relevante, de los elementos más estructurales, como pilares, vigas o paneles, donde lograr ese orden geométrico resulta imprescindible para conformar el sistema constructivo correspondiente.

 

Para lograr dicha precisión nos encontramos con un factor de diseño crucial en el caso de los elementos prefabricados como son las uniones o conexiones, aunque se trata de un factor en que la industria ha evolucionado extraordinariamente en las últimas décadas, para asegurar una conexión entre elementos fiable y configurar así fachadas, estructuras o cualquier otro sistema constructivo configurable a partir de elementos prefabricados de hormigón.

En esta primera entrega hemos introducido este tema de forma cualitativa, así que dejaremos para la segunda parte su cuantificación, determinando los valores de tolerancias que definen el marco reglamentario y normativo que debemos cumplir. Antes de cerrar este artículo, nos gustaría recuperar un fantástico extracto del número 5 de la revista Tectónica [3]:

“La diferencia entre el hormigón armado y el uso de prefabricados de hormigón está en que en el primer caso se realiza la puesta en obra de un material amorfo y en el segundo la de uno conformado, uno presenta las ventajas del monolitismo mientras que el otro permite la manipulación, uno acepta la indeterminación mientras que el otro exige la precisión. La construcción con el material ya “curado” hace pensar en su unión solidaria con el resto de la construcción, las distintas posibilidades de uso de técnicas de fijación o la de adición de hormigón definen dos grandes grupos que vendrán matizados ya que no son excluyentes. Esta unión es el caballo de batalla de la investigación dentro del sector y será la que permita nuevas soluciones en un futuro nada lejano.

La prefabricación consiguió su rentabilidad y su desarrollo al hilo de las grandes obras, su repetición masiva le permitió constituirse en la solución más ventajosa, pero esta repetición también provocó un olvido del que en este momento parece recuperarse.

Hoy en día la oferta de prefabricados de hormigón vuelve a crecer de forma optimista y es tal su variedad que permite realizar, casi en su totalidad, un edificio, sin caer necesariamente en una arquitectura de catálogo”.

[1] Máster de construcción industrializada en hormigón. Tema 1 Introducción a la construcción industrializada. Curso I. ANDECE – STRUCTURALIA. https://www.andece.org/cursos-y-master-andece/

[2] Guía de marcado CE de productos prefabricados de hormigón estructurales. ANDECE. https://www.andece.org/wp-content/uploads/2019/09/GUIA-MARCADO-CE-PREFABRICADOS-HORMIG%C3%93N-ESTRUCTURALES.pdf

[3] Arquitectura de precisión. TECTÓNICA  5 hormigón (II) prefabricado.