Una buena construcción debe ser práctica y razonable, pero también algo más. La arquitectura cuenta con la particularidad de ser la única manifestación artística que se compromete con un objetivo funcional más allá del mero disfrute de los usuarios. En el siglo I a.C., Vitruvio escribió en su tratado “De architectura” que el arte de proyectar y construir edificios debía atender a tres principios básicos: firmitas (firmeza), venustas (belleza) y utilitas (utilidad). A estos tres principios habría que añadir un cuarto más moderno, del que hemos ya escrito en varias ocasiones en este blog: la sostenibilidad, como concepto multiprestacional que abarca aspectos medioambientales, sociales y económicos.

De esta forma, iniciamos aquí una serie de cuatro entregas donde pretendemos reflexionar en cómo la prefabricación del hormigón, en todas sus posibilidades de formas y aplicaciones constructivas, trata de responder eficazmente a estos cuatro requerimientos fundamentales de la arquitectura actual y futura.

Los prefabricados de hormigón ante la firmeza

La firmeza se define como aquello que es estable o no se mueve. Siendo la resistencia y la estabilidad estructural uno de los requisitos básicos de cualquier sistema constructivo (edificio, infraestructura), es indudable que el hormigón es el material de elección por excelencia, llevando asentado durante las últimas décadas por responder amplia y eficazmente a este principio fundamental, además de cumplir con otros que en mayor o menor medida se pueden imponer (durabilidad, eficiencia energética, resistencia al fuego, etc.)

Si a esto añadimos la variante prefabricada del hormigón, con todas las implicaciones prácticas que conlleva el hecho diferenciador de materializar los elementos constructivos en una fábrica (mayor control en todas las etapas del proceso, menos residuos, efecto aprendizaje, productividad, etc.), podemos definir a los elementos prefabricados de hormigón con aplicaciones estructurales como una opción adecuada en prácticamente cualquier construcción donde prevalezca la búsqueda de la firmeza.

Figura 1.- La ingeniería civil es probablemente uno de los campos donde la prefabricación de hormigón está más consolidada, en la medida de que facilita las habituales exigencias de rapidez de ejecución y aseguramiento de la calidad

Asimismo, es inevitable extender todas las manifestaciones formales y funcionales del hormigón, en la medida de que las materias primas que lo componen (cementos, gravas y arenas y agua) y con la adición de la química (aditivos) o las fibras, permiten la maximización de sus propiedades, especialmente con el empleo a disponer de un abanico de posibilidades extraordinario, destacando aquí que a través del empleo de hormigones de muy altas prestaciones (UHPC, del inglés Ultra-high performance concrete) se consigue explorar posibilidades constructivas inimaginables hasta tiempo recientes, con secciones livianas y afinadas para potenciar la relación materiales/prestaciones o alcanzar distancias de apoyo cada vez mayores (véase el ejemplo de las vigas prefabricadas utilizadas en un puente en los Países Bajos de 68 metros de longitud).

El factor diferenciador de las estructuras prefabricadas de hormigón, cuya conformación se materializa a partir del ensamblaje entre los elementos a través de las conexiones, siendo éstas un factor esencial de atención durante el diseño y la ejecución para lograr la estabilidad necesaria. Aquí cabe destacar el enorme impulso logrado a través de la metodología BIM, cuyo empleo en la industria del prefabricado está totalmente consolidado, permitiendo probar, dimensionar y modelar todos los componentes de la estructura antes de su fabricación, minimizando el riesgo de cualquier contratiempo posterior en obra.

Figura 2.- Gracias a los software de modelado BIM se puede visualizar perfectamente los elementos constructivos, para poder definir de forma fidedigna su geometría y posicionamiento, antes de su fabricación y colocación

Pero también esta firmeza está asociada a la durabilidad, a preservar las prestaciones de los elementos constructivos por encima de unos valores mínimos durante el mayor periodo de tiempo posible, evitando así los costes y las implicaciones ambientales y sociales de una reparación o incluso restitución de los elementos originales. Un caso es el mobiliario urbano o los pavimentos hechos en prefabricado de hormigón, que frente a otras alternativas materiales, permiten por lo general cumplir durante ciclos más largos.

En este sentido cabe también aludir a la reglamentación técnica, a través de normas o códigos que recogen paulatinamente los avances tecnológicos, el conocimiento y la experiencia práctica en el uso. Son seguramente los elementos prefabricados de hormigón una de las categorías de productos de construcción más reglamentadas y controladas, como es el caso del marcado CE obligatorio, exigencia establecida para casi cualquier elemento prefabricado y que, entre otros aspectos, establece los procedimientos de control necesarios para asegurar una calidad mínima garantizada y cumplir así con alcanzar el objetivo eternamente buscado de la arquitectura que es la firmeza.

Tras tres años de parón obligado, regresa el foro técnico de ANDECE, el gran encuentro anual donde se presentan y debaten los principales avances tecnológicos y proyectos más reseñables relacionados con la construcción con elementos prefabricados de hormigón. En este encuentro presencial que se celebrará dentro del marco de la Feria CONSTRUTEC en Madrid, tendremos la ocasión de acoger a algunos de los expertos más destacados para presentarnos el estado del arte de la prefabricación de hormigón, con varias ponencias magistrales y las últimas novedades tecnológicas de algunos de nuestros socios adheridos. Próximo miércoles 16 de noviembre en Madrid. +información en: https://www.linkedin.com/events/forot-cnicoandece20226988064416395104256/about/