Una de las características diferenciadoras de los elementos prefabricados de hormigón es la posibilidad de dotarlos de un valor estético adicional. El hecho de ser productos resultados de un procedimiento industrial bajo estrictos controles, posibilita que elementos como paneles para fachadas, bloques para muros, pavimentos o mobiliario urbano, puedan adquirir un acabado superficial propio y diferenciador.

La superficie del hormigón posee una gran capacidad para adquirir las más diversas soluciones expresivas. La pigmentación de la masa del hormigón o la inclusión de matrices de goma en el caso de elementos moldeados, posibilitan una extensa variedad de colores, texturas y relieves.

En el hormigón in situ, estos acabados resultan difíciles de alcanzar de manera predecible por la dependencia del proceso de ejecución y la mano de obra, con unas incertidumbres muy superiores. Por ello, las soluciones más evolucionadas se dan en los elementos prefabricados.

Sin embargo, es prácticamente inevitable que alguna diferencia de color se produzca entre elementos prefabricados de hormigón iguales. Cuando la uniformidad es esencial, el fabricante puede influir para alcanzar un equilibrio entre colores, texturas y formas, pero siempre queda algún factor fuera de su total control. La uniformidad del color y la textura requiere conocer y saber gestionar un conjunto amplio de variables, incluidas las materias primas, su dosificación, el curado, etc.:

▪   El cemento: aunque proceda de un mismo suministrador, puede tener ligeras variaciones entre distintas partidas. En el caso de elementos prefabricados que prioricen el componente estético, se utilizará normalmente un cemento blanco;

▪   Áridos gruesos: al tratarse del componente con mayor volumen dentro de la mezcla, su color influirá a su vez en el acabado del hormigón;

▪   Áridos finos: los elementos prefabricados con un mayor contenido de finos tendrán una coloración más homogénea al incrementar la superficie vista de partículas finas por sus características de dispersión más clara;

▪   Aditivos: también pueden afectar al color final;

▪   Pigmentos (tal y como hemos visto en este apartado);

▪   Las condiciones de curado y las condiciones ambientales en la planta (temperatura y humedad);

▪   Aunque la relación agua/cemento suele ser un valor fijo para cada tipo de hormigón producido, en el caso de que se modifique puede repercutir en variaciones del color entre lotes de fabricación distintos.

En la próxima entrega del blog, hablaremos del Anejo F de la nueva norma UNE 127050:2020 de sistemas constructivos industrializados mediante elementos prefabricados de hormigón, que presenta un procedimiento objetivo sobre cómo controlar el acabado superficial de los elementos vistos.

Referencias:

Guías técnicas de ANDECE. https://www.andece.org/publicaciones-andece/

Máster de construcción Industrializada en Hormigón. https://www.andece.org/cursos-y-master-andece/

Industrialización de fachada: un cambio de paradigma creciente. CIC. https://bit.ly/31vcR3U

Monografía de ACHE M-28 “Hormigón Visto. Recomendaciones acerca del diseño y proceso constructivo”